14/12/10
Arde el alma
Al abrigo de las letras y resguardado por bellas melodías que erizan la piel, la imaginación vaga en busca del sentido. Millones de millones de kilometros entre estrellas no son suficientes para separar a un soñador de su destino, la inmortalidad insatisfecha del alma y de la mente. Y a pesar de posibles cuerpos maltrechos, vidas esclavas y maltratos constantes en esta sociedad enferma, la imaginación no tiene freno, ni límite, ni fronteras impuestas. Su campo es todo y ni si quiera comparte límites con el universo en perpetua expansión. Lo rebasa, empequeñece y ridiculiza.
Cuando la imaginación vuela, el alma arde y todo lo demás se hace insignificante.
La humanidad es inconmensurable.