A veces, en un día tranquilo, aparece una violenta ráfaga de viento que te sacude hasta los cimientos del alma como si quisiera entregarte un mensaje invisible de otra parte del mundo.
Unas veces produce escalofríos, como si el mensaje fuera de aviso o miedo. Otras, melancolía, reflejo del eco de un lamento lejano o un profundo desamor. A veces produce desaliento como si te dieran ganas de claudicar de todo, sentarte y morir. Puede que te suba el animo, se te erize la piel y te den ganas de correr y comerte el mundo...
Por eso el viento, es el correo de los soñadores, hacedor de sentimientos, ducha de agua fría para la fiebre de lo cotidiano... por eso, como una vez me dijo un poeta: ojala nos encontremos en otra ráfaga de viento.