A la sombra de un melocotonero moribundo
una caseta de piedra
más piedra que caseta
ve pasar la tarde.
Dentro, olor a viejo.
Dulce infancia
triste presente
futuro anhelante
Fuera,
la naturaleza no espera a razones,
solo,
y con ayuda de su viejo amigo el tiempo
llena todos los rincones.
No basta el dulce recuerdo de un abuelo laborioso.