24/3/13

Remolinos de hojarasca



Una tarde de otoño me trajo tu olor,escondido entre los recobecos de un remolino de hojarasca, inolvidable como un concierto de Yann Tiersen.
Me devolvió todos los recuerdos a oleadas de mar embravecido.
Promesas que tiempos atrás se había llevado la corriente y sueños de mil noches mirando las estrellas.
Y allí me quedé con lo puesto.
El orgullo se me cayó a los piel y se me reabrieron las grietas del alma que había  curado con agluaplas del bueno.
Miré hacia el cielo, y viendo el errante camino de las nubes a ninguna parte pensé que recordar es duro, pero olvidar es de cobardes.